Nos asomamos
a esas colinas de perfil oscuro
de los villorrios interiores
cuando la música desmiente
el recogimiento del paisaje,
en el local municipal sigue sonando
el country y en la iglesia
los ensayos del coro para cuando se alce el velo
de la carroza fúnebre,
todo el dolor ha de quedar
disimulado tras las gafas oscuras
y las palabras de estoicismo laico
que asoman como ratas asustadas
a la boca del predicador.
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