jueves, 4 de noviembre de 2021

Alguien lo recuerda como gesta



De aquella infancia, una sola gesta,

con el sacrificio del cordero que tiñó de rojo

una tarde de junio, no había escuela,

se columpiaba el sol entre abedules

reflejados en el corazón de la laguna,

-ámame sin decirlo, ahora

que no apremia el torpe palpitar

de la sangre-, no hay leyenda

capaz de soportar el ronroneo del juglar, 

se entiende lo que dice pero no dice la verdad,

hay algo de gloria suspendido de la memoria

que hace que la niebla se disipe

cuando empieza a sonar la cantinela

de los niños llevados a rezar un padrenuestro

en la cornisa de la ermita,

el castigo ejemplar sigue colgado

en forma de vergajo de una percha

junto a la entrada principal,

a su lado se oxida la hoja del cuchillo

convertida en objeto de museo.

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