Del oeste
Una vida estaba en juego,
no recuerdo si en subasta
o pendiente de azaroso naipe,
algunos cuervos
cumpliendo su papel de atrezo
se anticipaban con el toque fúnebre
para no tener que improvisar,
todo estaba a punto
con luces y fanfarrias mesuradas
y suficientes plañideras
para dignificar el espectáculo,
de repente un deus ex machina
tomó forma de juez
y suspendido del arnés clamó: lo siento,
a esta baraja le falta el rey de picas,
la carta que me impide
completar la escalera de dolor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario