Entre las ruinas con ortigas
esa estela que evoca la eficacia
triangular del ojo del gran cíclope,
no es piedra o emblema solamente,
hay algo trasgresor en la tiniebla
que se resiste a amanecer y evoca
ideogramas oscuros, runas o versículos
de desolador sentido, pero sobre todo
se impone a los silencios
prudentes de los sabios o al miedoso
mirar de los devotos que prefieren
llenar sus dudas con el peso
grabado en arenisca de un defecto
visual que no han logrado
corregir los avances de la ciencia.
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