Voy buscando secretos tras las cosas habituales,
debajo de una piedra esconde su escozor la escolopendra,
un dolor oscuro como el fuego que no ha podido madurar,
busco también venenos independientes, esas setas
aupadas al pedestal olímpico del miedo,
aunque ellas no conocen el acicate de la competición,
su poder se esconde como una leyenda
bajo el paraguas siempre abierto
contra la inclemencia de la helada,
no están obligadas a tocar la campanilla
anunciando su toxicidad y creen
en las virtudes terapéuticas de la ignorancia
cuando viene protegida por el verdín de la costumbre,
tal vez un día encuentre a los autores
de estas escondidas maravillas.
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