Soñaba con el chorro de la fuente,
durante horas escuché el rumor continuo
hipnotizado por una asociación de imágenes:
la luna acabaría saliendo sobre el charco
remansado en la pileta
cual nenúfar albino que las ranas
usarían más tarde como alfombra,
para enfriar el eco de los sueños
con un jarrito de enlozado verde
fui rescatando el agua suficiente
para regar el hoyo de la noche
tan arenoso como un horno
de claridades refractarias,
fue como volver a respirar.
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