viernes, 26 de noviembre de 2021

La nada tiene casa

 

                En torno a ese vacío


La nada tiene casa,

yo intenté refugiarme

en esa garita que albergaba

a la soledad en medio

de un desierto roturado,

no había muebles, ni aperos,

al agua de la lluvia festoneaba los techos 

con adornos tan simples como hermosos,

la luz entraba racionada

por un ventanuco sin cristal

y el olor a ceniza congelada

flotaba en un rincón,

pensé quedarme un rato a descansar

pero la nada vino con su semblante mudo

y me invitó a salir, diciendo:

a qué vienes,

no queda nada que robar aquí.

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