viernes, 27 de mayo de 2022

De crónicas bárbaras (+)

 


Por las mañanas

antes del trotecillo entre sabugos

para llegar tarde a la escuela

íbamos a darle el desayuno

al águila real que, siendo un pollo,

habíamos robado de su nido,

con las plumas remeras recortadas

y el anillo de la cautividad en una pata

batía las alas poderosas respondiendo

al silbido solar de sus hermanas

libres en el aire, no obligadas

al sacrificio de la escuela.

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