Han puesto a calentar el agua,
más tarde irán podando el árbol
redondo de la coliflor, tan apretado
que ni sitio deja para pájaros,
arderá en el agua su ramaje
e irá mojándonos el aire
con su color de azufre rebajado,
como si en la cocina del infierno
se hubieran olvidado de cerrar
la puerta y las ventanas.
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