sábado, 28 de mayo de 2022

El salario de un esclavo

 


En el papel sólo ponía luz,

nunca diamante, ni cristal,

no parecía que su brillo 

llegara de tan lejos, sangre de dios,

apenas el salario de un esclavo

con la leyenda amenazando a los que esperaban más,

afuera nadie

llegaba a ver la luz, era de noche y las estrellas

-tan familiares- se reían del miedo de los niños 

llevándose el índice a los labios,

que no lloren más, y que no miren

ese color rubí como de sangre,

de gran sudor o de salario insuficiente,

que se duerman y sueñen en el plumón

fingidamente protector de los arcángeles.


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