Una piscina matinal con agua azul y olor a cloro
poblada de sombreros grises,
no son nenúfares que flotan con su ranita en flor ni ideas
de performance anónima,
pregunto:
puede haber debajo un hombre vertical y entero?,
-si fuera una mujer serían pamelas
de cadencia verdosa-,
insisto:
puede sobrevivir el aire respirado por la imaginación
sin resignarse al ahogamiento perezoso de las mañanas de domingo?,
pero nadie responde y las adelfas
dejan sus flores sobrevolando el agua
como si fueran una avalancha de la prensa rosa.
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