Es así de fácil,
se coge un calendario,
se van tachando fechas
por color, por situación, sin orden,
hasta que una sola de las que quedan libres
adquiera brillo y te lo muestre
como hace la estrella de la tarde
en el oro pálido de julio,
a ese día no le darás nombre,
simplemente lo enmarcarás
entre corchetes para que dure siempre,
camuflado entre las fechas memorables.
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