Un Yeti menor en nuestros montes
Siendo tan voraz,
cómo se conforma con el aire
perfumado que exhala la cocina,
se habla de ello, se manejan fotografías de gigantes
enmarcadas en niebla, nada claro,
nada consignado en el selecto libro de recetas,
él es el monstruo protector de la familia,
el catador ausente al que se invoca
en la bendición del alimento,
por eso nuestros miedos seculares
al hambre y a la acritud de la intemperie
se apaciguan de pronto cuando llega
desde la orilla oscura de los montes
noticia de que han visto, de que se oye,
de que alguien ha creído adivinar una silueta
de pelo crespo merodeando
la proximidad de nuestras casas.
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