sábado, 24 de diciembre de 2022

II En la casa del padre

 


II

Esta es la tierra

donde sus pies se hundieron, 

sus abarcas hechas a mano

con un trozo de neumático del tiempo del sosiego

creaban una ilusión de velocidad entre zancadas

un zig zag de curvas en el barro

que luego agrietaría al sol, dejando una cerámica primaria

como de botijo estrellado contra el pavimento,

yo busco ahora el testimonio 

de esa cerámica que dejan los trabajos de las estaciones, 

la tierra negra desgarrada

por el bien te quiere del arado primitivo, 

la dispersión de la semilla sin ceremonial,

voleada sobre el hambre de los pájaros

y sacramentada con el azul de piedra lipe

para que las hoces de mirada curva tengan algo

a lo que abrazarse en el verano,

y miro todo esto desde el borde

reforzado del bosque, como un lobo 

fugaz y forastero que no acierta

a reconocer en el lugar la huella

desdibujada de sus primeras correrías.

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