Son malas noticias
esas de la eternidad llenando el hueco
de las horas menores,
nunca más, te dices, y resignas la mirada
con actitud esclava,
del invierno sabes apenas que hace frío y que los días
se confunden con la niebla y los vapores
de la respiración ansiosa, duele tanta quietud,
que la amenaza de las calles heladas
te retenga prisionero en la casa,
te has dejado atrapar
en la trampa del hielo y te confundes
con la manchada trasparencia
de los carámbanos.
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