para ella, afligida, pero fértil
Volverás a subir a la colina,
tus ojos mojarán apenas el paisaje seco
y crujirán los cardos
como bocados dulces de la primavera,
qué poca vida nos espera y qué poca
la que se ve desde aquí arriba,
me dijeron
que los lobos se comieron a tu hijo
el invierno pasado, quedó eso, nieve roja
entre las escobas y una bufanda de peluche
para consolar la soledad,
qué poca luz nos queda a ti y a mí, siempre asomados
a la ventana posterior, la que refleja
unos ojos oscuros inundados de resignada sumisión,
frente al paisaje somos
presencias ya pasadas, espejismos
que de tarde en tarde reivindica la memoria.
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