a qué suena el bronce si lo vestimos de satén
Se dice de él que renunció al recuerdo
y usó una cuerda para hilvanar las telas
que habían de envolver el cuerpo
una vez consumada su ambición,
fue péndulo durante un breve
cambio de guardia y lo bajaron
como a la bandera cuando toda Roma
se quedó en silencio,
una bandada de estorninos
se encargó de corregir mil veces
la versión definitiva,
pero al final quedó a la vista
su alma de metal, los nudos infinitos
de un ovillo de alambre suspendido
de una arcada del puente sobre el Tíber.
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