Se prepara despacio el caravasar,
la noche llega con pasos lentos,
arrastra el rumor cansado de las bestias,
sus ojos visionarios listos para entregarse al sueño,
hay unas luces indecisas sobre el alto tapial
y el cielo geométrico despliega
el trabajo arriesgado del compás,
dibújame un versículo reverencial
en la repisa donde se guardan las especias,
yo elevaré mi voz siguiendo
la morbidez de su caligrafía
y responderá el autillo dando puntadas de color
en el crespón rasgado de la noche.
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