miércoles, 21 de diciembre de 2022

En la casa del padre

 

I

Yo entiendo ese rumor

como el lenguaje amigo de los insectos 

y aguanto bien el peso de los bloques de silencio 

con que las horas altas se defienden

de los ataques del calor,

estoy debajo

del manzano viejo que mi padre plantó siendo muy joven,

allí acudía él a refrescarse durante las pausas del verano,

luego en los otoños, él y el árbol 

se hablaban en silencio, uno con la regadera de metal,

el otro con la promesa de colmarle

la tapa de la panera grande, en ella las manzanas

se reían con pudor, como las mozas sorprendidas

en conversación, tapándose los labios con la mano,

así es como me ayudan ellos a caminar por el desierto 

que los urbanitas vemos en el confín de la ciudad.

                                                                                                                                                      

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