sábado, 18 de marzo de 2023

Ahí, bajo la tierra tienes ahora tu negocio, no hay vaivén que altere sus balances, los años se borraron y los números apenas si resisten el espejo cóncavo donde se refleja la contabilidad

 


En la piedra

sólo figura un nombre y unas fechas

                                  entre paréntesis, 

no hay cruz, ni lápida, ni flores,

un rústico menhir de pórfido

endulza con su sombra

las horas más rabiosas de canícula,

no sé si estás ahí o eres tan sólo 

una memoria huérfana, 

por si acaso

plantaré un árbol joven a tus pies

y cuando crezca

los pájaros cantores

harán más llevadera la rutina de la eternidad.

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