En la piedra
sólo figura un nombre y unas fechas
entre paréntesis,
no hay cruz, ni lápida, ni flores,
un rústico menhir de pórfido
endulza con su sombra
las horas más rabiosas de canícula,
no sé si estás ahí o eres tan sólo
una memoria huérfana,
por si acaso
plantaré un árbol joven a tus pies
y cuando crezca
los pájaros cantores
harán más llevadera la rutina de la eternidad.
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