Era elástico y delgado,
con un vigor de junco que pervive
en sus cuadernos escolares de tapa azul,
estudiaba la vida con multitud de anacronismos
propios de la edad,
hábil en el manejo de las armas
de la imaginación con su perfil de hoplita
prisionero en una ilustración de ánfora griega,
procedía de un valle hermético del norte
que se contaba historias a sí mismo
sin que la piedra las registrase en su memoria,
él nunca renunció al acento apátrida
de los desarraigados,
por eso cuando relataba sus derrotas
usaba los pretéritos ambiguos
para viajar de incógnito al futuro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario