De lejos viene
ese hilo grueso de sostenida negligencia,
alguien lo encontró colgando
con aparente dejadez del gran ovillo repeinado,
tan falsamente adscrito a moño o a calvicie
o a académico fulgor,
el dedo señalando dirección con ruido de maquinaria
aérea,
un interior de flores, con hipnóticos gladiolos ensartados
en el astil verde de una lanza,
ese hilo grueso de lana verde
nos lleva al punto cero de la cascada digital, lo más crecido
en el albor de la pantalla,
una simple tilde que nos dejó sin habla durante varios lustros
o acaso fueran sólo unos minutos, aunque interminables.
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