Algo de eso
que se enfatiza en las entradas ergonómicas de los telediarios,
muertes, la política, bacilos, aires podridos de academia,
se han concedido ya los premios, llora la imagen de ese niño turco,
-su enfermedad sin agua en una playa-, pasa
a un millón de kilómetros del planeta un pedrusco estelar,
a Sísifo lo juzgará el supremo,
me pregunto
por el estado de las cosas, pero no hay cosas ya,
sólo aparecen situaciones coreografiadas,
y si me quedo dormido
qué será lo que me pierda, a qué palo
se subirá para dormir esa gallina miope que ya no pone huevos,
y por dónde saldrá el sol con tanto humo,
y a la salida del colegio qué preguntará mi nieta
que yo pueda responder sin sonrojarme.
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