miércoles, 8 de marzo de 2023

Los huecos que Leibniz no alcanzó a llenar aparecen aquí como las pisadas de la vacas, capaces de reflejar en su charquito la inmensidad de un cielo no binario

 


Regresamos tarde del paseo,

había en el campo tantas cosas

que a cada paso aparecía en el umbral de nuestra percepción

el cartel bicolor de una oficina de objetos no encontrados aún,

la memoria de dios, tan viejo y desvalido, se perdía 

                                                                       entre la vegetación

y el círculo binario con el que quiso garantizarse la autoría

                                                            de este magnífico desastre

convertido en estrella por exceso de presión con los dedos

en un arrebato creativo.


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