jueves, 16 de marzo de 2023

Había sido usada para forrar el respaldo de una vieja silla, una urdimbre de tela revestida de color preservando durante siglos un mensaje de simple artesanía

 



En el pequeño espacio reservado al cielo

flotaba el título escrito en una cinta azul estilo mil quinientos, 

debajo una cabeza calva y unos versos distribuidos en tercetos

que recordaban las gavillas de los cuadros de Brueghel,


brillaba en cada espina una gota de sangre

o acaso fueran gotas de sudor

rodando por las sienes del artista

no protegidas por la paja de un sombrero,


este antes fue gavilla y antes

soporte espiritual de las espigas y antes aún

semilla dispersada como lluvia por encima del papel

con el boceto a lápiz del amanecer del mundo.


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