No duran los mensajes en la arena de un año para otro,
la playa pregonaba con su larga voz, su voz sedosa y caligráfica:
volveré, os lo aseguro,
en los capullos malva de las adelfas
anida la fiereza diminuta de un ejército de mantis,
ellas no me harán huir, presentaré batalla
y bajo sus cadáveres inciertos
florecerá un año más la alfombra dura de la cerámica lombarda,
luego abriré mi libro y sobre la hamaca de barrotes blancos
desplegaré los lienzos del hexámetro para parar el sol
y protegerme
de la ira vengativa de los dioses
a los que Homero convocaba para vestir de bronce
el esforzado torso de los héroes.
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