domingo, 30 de marzo de 2025

A dios le debe seguir doliendo ese implante triangular que aparece en algunas radiografías de los libros sagrados; es un ojo al estilo Polifemo que sólo sirve para verse a si mismo y en nada ayuda para gobernar este mundo tan redondo que rueda por el cosmos como una gran pelota a la que todos damos de vez en cuando una patada

 




A eso suenan ahora las campanas

que están tocando solas con la boba resignación

de las vidas enfermas de costumbre,

hoy, treinta de marzo -que ya parece rebasar la cuarentena

por lo interminable de sus horas-, 

se le ha ordenado al sol que se adelante,

él simula obedecer y nos concede una hipoteca a largo plazo

que luego cobrará con usurero amor,

pondrá en fuga los tímidos insectos

de la electricidad estática, dejando en nuestra piel mil arañazos

sin sangre, lo mismo que una zarza de parábola

que entretiene a carneros obedientes para proveer al sacrificio,

ella, la que renuncia al brillo, pero eriza

como un imán el vello gris del pánico

y viste los recuerdos con ropas tan antiguas

que parecen venidos de otros siglos.



Zona B:

¿En qué se quedaría el estado israelí si se desprendiera del lastre religioso de los ultra ortodoxos y adoptara el laicismo civilizado de todo pueblo que asume la multiprocedencia como una muestra de vitalidad?


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