sábado, 8 de marzo de 2025

El lobo no iba a misa, pero aprovechaba esos momentos del domingo para acercarse a los corrales y ver en qué lugar las cercas eran vulnerables; más tarde, con la noche, volvería e intentaría confundir a los mastines usando a su favor el viento y la cellisca

 




También yo he vivido ahí,

en agujeros cavados en la arena de los acantilados

de un río estacional, como el abejaruco, 

me alimenté del crimen, maté abejas por gula y por instinto

pero nunca supe a qué sabe la miel

o qué querían decir con su temblor las alas emplomadas

de los insectos moribundos,

trabajé la arena, perforé el talud, traduje una canción de guerra

para ponerla en mi portal como advertencia, 

y nada supe del amor salvo el furor reproductivo 

que avivaba mis ansias de matar,

mis alas nunca duermen, apenas me resguardan 

de la lluvia de arena cuando saco al portal silla y alfombra

para que mis vecinos sepan que sigo estando ahí

y eviten invadir mi territorio.



Zona B:

Luego vendrá algún ángel de hierro y fuego y teñirá con sangre de cordero las jambas de las puertas elegidas para que la muerte las respete y entre sólo en las casas que no han sido marcadas porque sus dueños no sabían o no tenían un cordero para sacrificar.

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