lunes, 17 de marzo de 2025

De aquella tierra sembrada de patatas sacó el alma oxidada de una lanza antigua; la limpió de adherencias y cuando terminó sólo quedaba un testigo oscuro, casi un hilo de metal que resistió a los óxidos gracias al contacto con la sangre que hizo manar de las heridas que causó

 





Honor a esos

vestigios otorgados

por una generosa arqueología,

huesos, conchas o molares sin definición

como reunidos para exposición en urna,

cegados por el brillo impertinente del metacrilato,

ellos que serenamente renunciaron a la luz

y con calma esperaron el momento de su resurrección,

no saben avanzar por estos claustros enlosados,

sus pasos eran un rozar continuo

con la fraternidad de materiales vírgenes,

ancestros de si mismos han sido rescatados 

y obligados a sufrir nuevo bautismo igual que los neófitos, 

desalojados de su edad y reducidos 

a muestra de anticuario, ellos, tan más allá de lo anterior

que inauguraron el tiempo sin historia.



Zona B:

Algún becerro de oro quedará escondido entre los pliegues de la fábula para que ese pueblo sin memoria siga adorando infamias, dando la espalda al verdadero dios que es la justicia.

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