Aquí se queda todo,
he girado la vista a un lado y al otro,
he sopesado cantidad e intensidad,
palpado piedra, acariciado muro de mortero,
la terca resistencia del adobe
que sigue manteniendo en pie el tapial,
las techumbres agrícolas de paja
y el fiero olor a humo de unos años
con frío y sabañones, todo antiguo
y a la vez cercano, como un fósil
atrapado en el ámbar trasparente,
ahí se queda todo prolongando
una presencia innecesaria,
para qué guardar, si ya no va a servir para otra cosa
que para el verdín de la nostalgia.
Zona B:
Netanyahu (H!) ha convertido a los niños en su objetivo principal. Sabe que atacando al futuro está acabando con la esperanza del pueblo palestino. Y Occidente asiste indiferente -y cómplice- a este calculado genocidio.
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