viernes, 28 de marzo de 2025

Vuelva en sí la lucidez del borrachín parlero, él pregona sus alcoholes vespertinos, sin necesidad de interlocutor, una pared le basta o el reflejo en el cristal de la taberna de alguien que bracea y contradice su opinión, aun coincidiendo en tono y argumento; llueve ahí, bajo el alero, donde el perro difunto fue a morir y no murió del todo porque le ladra a veces reclamando un lugar conocido donde acudir a poner flores

 




Que vuelva yo a sentir ese aire inquieto

de ceniza y nébula de abril, aun siendo marzo,

el aire alcanforado de un recuerdo 

que no habla casi nunca y cuando lo hace

se sirve del lenguaje de los muertos

tras liberarse del lastre de certezas

y tender su mirada sin contrario

sobre un mar de dudas, esas voces 

tan habituadas a mirar, que se encontraron

con sinestesias no impartidas 

en facultad o en biblioteca, por ilustres que fueran,

voces de amén, de dedos juntos o cruzados

para conjurar cualquier peligro,

o en círculo, indicando la profundidad de un amor sobrio 

que ningún pozo podría contener, aunque lloviera.



Zona B:

Que los israelíes desconfíen de quien usa la guerra en beneficio propio y torpedea la estructura judicial para librarse de los cargos pendientes. La vida de los rehenes no le importa y sin Hamás no tendría coartada para mantener el exterminio. 


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