Llega a ti el sandungueo
de la canción autónoma, viruta
de madera artificial, la yegua
que relincha de lejos y simula
un trotecillo de aproximación con altavoces,
tiene fugas iguales que el agua sin oxígeno
de una alberca con ambiciones de piscina
y puede enfurecerse de contento
y atravesar cercados o fronteras
con aislamiento insuficiente,
no hay paz posible en el enjambre,
los largos ecos de un amorío despechado,
la tontería meridiana de un presunto galanteo
que siempre está en la sombra
preguntando -lo mismo que hace siglos-
con qué escala llegar hasta esa altura
sin que un simple vahído
acabe con tus huesos en el suelo.
Zona B:
Ya no bastan Gaza o Cisjordania, ahora cualquier país que soporte vecindad con el estado genocida vuelve a ser objetivo, sea Líbano, Siria o el que ponga reparos a su ambición expansionista. La vida ya no importa. ¿Debemos empezar a ver a Israel como enemigo? Ya lo es de la paz y está marcando líneas altamente peligrosas.
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