Casi rozando su estatura,
sobrevolándole como un pájaro gris
la sombra larga de un poeta
con su oro secular cayendo en polvo
sobre las aulas vírgenes, él no sabía nada,
conocía apenas las artes de sembrar
haciendo huecos en la tierra
para que los árboles volvieran
a repoblar la mancha oscura del incendio,
pero allí todo era papel, las herramientas
habían desertado frente al veneno de la tinta,
mojar el trigo con el agua azul de piedra lipe
y secuenciar el aspersor gramatical
con pausas y cesuras y con la rima impar
bufando en los alambres del recreo
frente al frontispicio de Cervantes
con su gorguera almidonada que daba a las palabras
un deje de estudiante de una lengua
distinta a la habitual.
Zona B:
GAZA, CISJORDANIA. Un barbarie similar sólo nos llega través de los ojos de unas víctimas del pasado, pero que hoy todo lo miran con ojos de verdugo. La Historia enseña sólo a aquellos que se sienten humanos, no integrantes del bando con mejores armas.
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