domingo, 9 de marzo de 2025

Un aire azul con sonido de hojalata llega hasta los robles; se ha ido secando siglo a siglo el asombroso monumento de madera y musgo, la yesca lo ha poblado de excrecencias y en los agujeros del picamaderos rojo crece un murmullo de pendencia y hambre, los inermes polluelos disputando con ferocidad un alimento que pasará de pico a pico como una transfusión

 




Se puede ver la hierba

en las estrías de la piedra erosionada por un tiempo

de continua escritura, un verdín que habla en gaélico

y sobrevive con la savia que dejan en la tierra

los que han quedado atrás,

este es un rincón engalanado como cementerio,

sin tapia o cerradura para que las ovejas lo visiten

como si fuera un refectorio, en él todo es silencio

salvo el sonido del pacer o el salpicar de las esquilas,

nadie repara en las pencas del cardillo, en el vello espinoso

de sus hojas, y a pesar de todo aquí nada descansa, 

es un lugar que duerme

con los ojos abiertos y sestea cuando el sol está más alto,

aunque eso contradiga la leyenda 

tallada en la girola vegetal de la cruz celta 

que al entrar todo el mundo toca con la frente.



Zona B:

Que no se nos olvide; sigue estando en Palestina la cruz de un genocidio. El sionismo activo trata de distraer nuestra atención con farsas rutinarias para que la vida nos parezca tan normal.

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