"me rozaré con miles de soledades,
inclinándome y murmurando mis disculpas"
Qué se puede esperar de ese presagio
que refleja la luna en el escaparate
de la tienda de muebles de Reciclajes Paraíso,
con precios en restauración y pátinas postizas
de las que enseñan en la escuela
para dar refugio a las polillas que no comen madera?
incluso en las baldosas de la acera
resuena el estribillo que los niños memorizan con tiza
cuando juegan a interpretar la caja negra
del pérfido sudoku de la edad, ellos no saben
o prefieren mirar para otro lado si el proverbio
les suena a inteligencia artificial,
o "a voz de perro aullando nuestros nombres en sus jaulas".
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