jueves, 18 de mayo de 2023

Después de un recital, se dejaba llevar a algún tugurio donde el alcohol alcanzaba mayor protagonismo que los versos en el salón de actos de la fundación, él se asomaba complacido a aquella orilla y tomaba nota de cualquier matiz que intentara competir con las irisaciones del petróleo en las aguas del puerto

 


                  "¿Quién puso risas enlatadas

                     en la escena de mi crucifixión?"


Es cine mudo, no ha quedado en pie 

ni una sola figura, la romanidad caída o inclinada

sobre lanzas ociosas en un incontenible recital de risas,

pero el silencio sigue ahí, como un piano de bar

con muchos vasos de licor sobre la tapa,


tras el descanso acaso accedan a poner la cara be,

la de las lamentaciones, y se rasgue en dos la cortina del cielo

y la túnica que te arrebataron sea dividida en trozos

para cubrir el desamparo de tu amante

a la que ha sentado mal tanta ginebra.

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