"¿Quién puso risas enlatadas
en la escena de mi crucifixión?"
Es cine mudo, no ha quedado en pie
ni una sola figura, la romanidad caída o inclinada
sobre lanzas ociosas en un incontenible recital de risas,
pero el silencio sigue ahí, como un piano de bar
con muchos vasos de licor sobre la tapa,
tras el descanso acaso accedan a poner la cara be,
la de las lamentaciones, y se rasgue en dos la cortina del cielo
y la túnica que te arrebataron sea dividida en trozos
para cubrir el desamparo de tu amante
a la que ha sentado mal tanta ginebra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario