miércoles, 10 de mayo de 2023

Intenté conseguir todos sus libros y los fui colocando en la estantería donde su aspecto de ladrillos mal cocidos hacía preguntar a mis amigos el por qué de aquel color enfermo; yo me limitaba a sonreír y cuando se marchaban le encendía una vela de cera aromática para reparar mi cobardía

 


                                 Cuando supe de la muerte de Simic

                                  una parte de mí se quedó sin habla

                                  pero la otra continuó cantando


Abro tu último libro,

en él solo destaca una a minuciosa

como una margarita que se libró del cortacésped,

la a es letra huérfana, dijiste alguna vez, 

y suele pedir pan o acaso se limite a jugar con el hambre, 

insisto en la lectura y ella regresa: a, a, a,

y el eco dice pan, pan, pan,

señal de que algo hemos progresado.

Es verdad, el mundo no se acaba

ni el corazón tiene fronteras.

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