domingo, 28 de mayo de 2023

Durante muchos años se ha ido repitiendo este sueño difícil: debo meter entre el algodón de los paréntesis una aspereza triangular, presentarlo envuelto en papel de regalo y esperar a que amanezca para ver la expresión del destinatario al comprobar su contenido

 




Este día de musgo

sofocado por el parasitismo de la espera,

que imita al aire quieto y se conforma

con alcanzar a tiempo la última hora sin que nada

le haga diferente o memorable,


este tiempo que estuvo

mirándose al espejo en el balcón o disfrazándose 

de jardinero entre macetas que nada esperan de él,

su lentitud de tierra sin roturar, indiferente a lluvias

y a meteorologías improbables,


lo conocí un domingo a la puerta de un colegio,

la gente se apiñaba en torno a un funcionario

que colocaba a cada uno un granito de sal sobre la lengua,

mientras lo saboreábamos se cerró el colegio 

y el tiempo continuaba endomingado en su disfraz.



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