viernes, 26 de mayo de 2023

Es como someterse a estas alturas a la experiencia del facistol, pasar las páginas con empujón de espada, oler ese marfil orgánico de la escritura sobre piel de cabrito y escuchar el murmullo de unos ángeles travestidos de niños impacientes por salir al patio

 




Su índice ya no busca la altura inmóvil de la definición

y se deja arrullar por los temblores de la duda,

mira la simulación del mar que ofrece el páramo

y vuelve a ser feliz bajo un cuchillo mínimo de luz,

                                        ha disertado sobre el laurel de altura

va de un lado a otro con su estatura de ciprés

y alegremente tiende la mano al pensamiento

para que no se quede atrás o se distraiga

restañando la sangre que gotean los geranios,

                                      todavía lo verde, aunque ya menos,

él sigue aquí aunque se ve en tierra de nadie

donde los pájaros imponen su lenguaje coloquial

sin interrupciones del presentador del acto:

aquí siempre ha prosperado la fragilidad,

                              por favor, esas bambalinas le deslumbran, 

y se va sin concluir la frase, le ha llegado

el olor a quemado de una llama

que en algún sitio sigue viva, y dice:

me temo que al salir de casa olvidé apagar la luz.


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