jueves, 30 de diciembre de 2021

La guerra de la carretera




Hubo un tiempo

en que al tomar la carretera

para llegar al Pando te daba por pensar

si tus antepasados fueron favorables

o contrarios al proyecto que al final se llevó a cabo,

en invierno con la nieve

encontrar el trazado era como jugar al ajedrez con el abismo,

las canciones de ciego que sobrevivieron al acero 

    de las navajas y el silencio 

hablaban de sentido común como si fuera

la regular cosecha de los años anteriores al luto del rencor

y se ensalzaba el estoicismo

de la inicial calzada que el ingenio romano y el  esfuerzo bárbaro

fundieron en el yunque del enfrentamiento,

así sonaba el río precursor del cauce paralelo

a las losas de pórfido y caliza por donde intentaban progresar

los sueños simples de una gente ansiosa por llegar a tiempo

al horizonte despejado del otro lado de la panda, 

entre salgueras y libélulas, justo

el ancho suficiente para un carro y la velocidad

adormilada de las vacas como promesa de una eternidad

dividida en etapas,

pero se fue secando aquella rama del roble antecesor 

y las canciones de ciego se apagaron 

como la llama de un candil al que racionan el aceite,

hoy nos queda la empinada cuesta y la crudeza de la incertidumbre, 

no sabemos

si es mejor sudar en la subida

someterse al musgo de la umbría

para justificar nuestras banderas.



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