Vadeo un libro de Tom Holland,
la portada, lo mismo que la vida, tiene el techo azul,
abajo hay unos caballos erizados de lanzas
con guerreros en pie sobre los estribos
como si pretendieran alcanzar el cielo
amontonando ruinas y cadáveres,
todo coronado por una cruz o acaso sean
simples espadas enfrentadas,
desde lejos Aquiles
se sonríe, tiene la frente con sudor de sangre,
y sus músculos brillan bajo la apariencia
de un fornido Brad Pitt, parece sopesar la oferta
de interpretar a Carlomagno o a Otón o a Enrique, a tantos
con corazón de acero ya oxidado, para lograr que su memoria
se ilumine de rojo como la larga alfombra
que desenrolló el apocalipsis.
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