Acércate a la mesa, admira
el lino del mantel, el tono marfileño de los hilos,
urdimbre y trama peleando por construir un paraíso
al alcance de pocos, comida altiva,
mirada de jirafa intelectual que no precisa
auxilio de escalera para alcanzar las letras altas
de la exclusiva biblioteca,
ideas in excelsis bordoneando como moscas
en torno a una cabeza coronada
por cuernos de peluche y una desalentada dinastía de lengua azul,
qué lejos el encanto de las parrafadas
jalando brotes trémulos de acacia y qué difícil
acomodar a un sólo término
la sensibilidad ante un estímulo, cuando se pronunciaba polvo
y los demás no comprendían
que el aire no es un soplo universal, abajo barre
y arriba obliga a entrecerrar los ojos
para hacer que el vértigo parezca
un hervor del aire en la distancia.
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