miércoles, 26 de octubre de 2022

A estas tierras altas llegan de tarde en tarde los buscadores despistados, esperando encontrar el oro que otros más antiguos dejaron de buscar

 

al entender que sólo es oro aquello que alcanza la explosión del amarillo en el interior oscuro de la tienda de campaña.



Las horas lentas del mirón provocan

un prurito venial sobre la piel,

suele ocurrir cuando se sienta

a escribir y no encuentra la forma

de traspasar las luces negras al papel 

que espera como un corazón enfermo

sobre el mármol urgente de la mesa,

las luces negras iluminan el misterio 

como ejercicio de una rutina familiar,

marcan perfiles huidizos y avanzan muy despacio

para llegar más lejos, incluso por encima de los límites 

que el espacio impone a los amantes 

de la soledad apretujada,

tener la piel sensible es privilegio

de los seres predestinados a sufrir 

el espolón de la belleza, sabiendo de antemano

que ella nunca ha de visitarles

sino como concepto.

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