Aquí estoy, aquí estoy,
decía aquella voz mientras planeaba
como buitre cachorro
sobre una llanura de pasión y lienzo,
a mí me pareció apreciar el tono
dorado que dan los destilados
a la voz del que bebe con excesiva devoción
para captar cualquier presagio
por inaudible que pudiera ser,
entre un goteo cenital de lluvia
con colores de entraña repetía una y otra vez
estoy aquí, estoy aquí (sólo esta variación)
y entraba en trance de action painting,
salpicado por la respiración de dios
al que llegaban los vapores de alcohol y disolvente
mezclados con imprecaciones
con sonido de antífonas,
no hay principio ni final, pensaba,
el hilo viscoso de la araña guía mi mano
hacia la mosca posada sobre el lienzo,
y yo seré inmortal, pese al destino.
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