Voy camino del monte,
espero encontrar algo por ahí
que dulcifique este color tan pardo
de las cosas usadas,
no consigo eludir esa experiencia
que imita un paño vegetal,
algo cosido con aire a nuestra vista
y que se alimenta de memoria y lejanía,
regresaré de noche,
orientando mi oscuridad con las farolas
de la imaginación, oyendo
la respiración urgente de los lobos
que me acompañan, ellos saben
humanizar mi soledad, leerme
el emocionado cuento de los niños
asilvestrados que llamaban madre
al calor dibujado por la lumbre.
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