(Evanäscente)
Recuerdo ahora
mirando el arroyo que al huir de ti
moja la orla de tu manto
la mañana en que Adán se marchó, siguiendo
el sangriento rastro de Caín, llegó al oasis
y mezcló con ellos su alma dolorida,
probó la carne y el sabor inmundo,
pero vio los huesos de Abel en la hornacina de la devoción,
embadurnados de ocre y mezclados con los de sus deudos,
ellos que también mojaron con sus lágrimas
la orla de tu manto y hasta tu calcañar
acostumbrado a la cerviz esclava,
Ahora Caín es el alcalde errante de ese lugar
y honra la cara de su padre guardando un orden
al sentarse a la mesa y repartir la carne
que ha conseguido arrebatar a tus altares,
luchando por su dieta vegetal que tu le arruinas
con una lluvia escasa y los ensayos
de plagas reservadas al futuro,
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