Volved la vista ahora
al terror sagrado que producen
los ojos de Atenea, decid en alto
el sortilegio, que brillen en la noche
los aros de repujada luz atravesando
la oscuridad con el empuje
de su pánico saber, incompatible
con cualquier forma de amor,
saberlo todo es arrojarse
en los brazos del miedo
como hace el río cuando llega al mar.
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