domingo, 30 de octubre de 2022

A la cicatriz judeocristiana debemos el dolor de la separación, las manos que salen de una nube y que nunca alcanzamos a p esar del esfuerzo de artistas varios por interpretar con éxito el dedo índice d dios

 


Esta es la apuesta con que un día

me levanté, cogeré un avión

y con la mochila llena de babel

iré a probar idiomas, letras, almas

y paisajes ciegos con olor a sándalo,

qué puede soñarse mejor que realidades

con ese olor, si nadie

a este lado del yermo cultural

fue capaz de inspirar sino silencio

con trocitos de hollín desmenuzado,

sí, me adaptaré al tormento 

de esa megafonía equinoccial que anuncia vuelos, 

embarques con demora, duermevelas

y hasta cancelación definitiva

del derecho a volar si no eres ave,

iré al lugar del mundo

que no pende de un hilo, sorberé el rumor

que habita dentro de las caracolas

tomándome un vermú local bajo las hojas

de un libro que aún está por escribir.

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