miércoles, 5 de octubre de 2022

Hula hoop

 

                      (Evanäscente)


Qué fue de aquel aro de colores

que rodeaba la cintura adolescente 

de mi anterior edad, las siestas

de Adán, interminables y litúrgicas

en la calima intencionada

con que la eternidad se difumina,

nadie advirtió a los globos del peligro

del rosal, de sus espinas curvas, simple juego

mortal o pasatiempo sin vuelta atrás,

yo ensayaba caminos en la modorra de la tarde,

y el cielo ya empezaba

a manifestar estos colores enfermizos

de los vapores del volcán, un paraíso

con amenaza, me encontraba

cadáveres antiguos, los huesos mondos

de tu guiñol con seres no creados o creados

para divertimento de unos pocos, 

y pensaba en el cieno verde de las aguas

demasiado limpias, o en el vaho atemporal que oscurecía

nuestra ignorancia impúdica del tiempo,

el ojo lateral del marabú, sin párpados, 

parapetado en un diafragma fotográfico

sin la adecuada pausa de la cámara oscura

me hace pensar en ti, se sabe

que todo lo blanco se ha de ver

positivado y hasta acusador cuando las placas

salgan de la cubeta bautismal y afloren

con rabia los oscuros nombres, lo malo

de ser eterno es que no hay tiempo

pasado que se pueda borrar como un mal sueño,

noches de borrachera sin alcohol

dedicadas al sexo impredecible

de la soledad, la lluvia ardiente de Sodoma

cayendo sobre ti y los cuervos

huyendo de la caja nido de Noé,

qué sabes tú de humanidad si ahogas

todo lo que emerge o sacrificas

la espontaneidad caliente de los juegos

que rozan o penetran en la piel,

yo siempre

soñé con ir de picnic, coger moras

y disfrazar de oscuro el traje blanco de mi desnudez

por simple simpatía a los que nacen 

tatuados ya de bronce y abandono, las flores

apenas son visibles sobre claro, 

me gustan los eclipses -tu dolor- que paralizan

el cristal del mediodía, recibirlos 

como una nieve de verano, ni sol ni luna

subidos al altar, tú mismo

buscando un cobertizo no eclesial para pasar la noche,

con curiosidad, sin adivinar que todo 

funciona a tus espaldas 

como el aro dorado del principio.





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