viernes, 28 de octubre de 2022

La grafía risueña de las letras griegas nos llega aún con el sonido en quinta, como cantinela de escolares

 


Renace

el temor por la sagrado,

himnos homéricos que ensalzan

el peso venerable de la piedra

que obligó al escultor a repetir

patrones milenarios donde nada cambia,

dioses hay que cifran su valor

en la quietud de sus estatuas, 

ellos están ahí y a eso se reduce

su visitada taumaturgia,

que sus adoradores lleguen

hartos de lejanía y se conformen

contemplando su inmovilidad como un destello

de cotidiana trascendencia,

que no hagan procesión con sus imágenes,

ellos, pegados a la tierra, 

siguen mirando indiferentes 

cómo se borra todo lo demás.


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